sábado, 18 de abril de 2009

EL PESQUERO, SEÑA DE IDENTIDAD PIXUETA

Hola a todos. Mirar que forma más bella de hablar del barco pesquero. Me ha sorprendido y encantado tanto que, aún siendo extenso, no he sabido que quitar, además de bajar corriendo al puerto para ver las formas de los nuestros; está escrito por Luis Antonio García Martínez en La nueva España. Luis Antonio es Director del Dpto. Maniobra y Navegación de la Escuela de Especialidades Fundamentales, la Graña en El Ferrol y un nuevo y entusiasta colaborador.

Gracias Luis Antonio.


PESQUERO, al margen de la definición que nos pudiese dar cualquier diccionario, debiéramos verlo más bien como la herramienta o útil flotante que sirve de laboratorio en constante evolución. Un pesquero es una embarcación que ha de cumplir con las más estrictas reglas de adaptación, adaptación al tipo de mar por la que ha de navegar y faenar, adaptación a las inclemencias meteorológicas y a los rigores del tiempo, adaptación para las atracadas y los fondeaderos, adaptación al tipo de arte con el que ha de trabajar, adaptación a las especies de pescado que ha de capturar, en resumen una herramienta flexible para lo que ha sido concebida.

Un pesquero no es un buque teórico, no ha salido del estudio formal de pensantes ingenieros, sino que ha sido siempre el fruto de los años de experiencia y trabajo continuado del pescador. Sí han sido los pescadores y, sobre todo, los avatares de la lucha diaria los que han ido conformándole, retocando continuamente aquí y allá sus entrañas para hacerle más humano, rentable, eficaz y a la vez más seguro, pues al fin y a la postre es la prolongación de la casa del humilde pescador.

El pesquero artesanal se ha concebido siempre como el fruto de la tradición, ya que cualquier novedad se enfrenta con la resistencia del pescador al cambio. En el pesquero subsisten las viejas reglas, los hábitos ancestrales, las costumbres heredadas incluidas muchas veces las más viejas supersticiones. Son demasiados condicionantes como para hacer simple el intento de definir a estos instrumentos y contar su historia.

Para entender al barco de pesca habrá que estudiarlo como un elemento vivo. Su quilla, robusta y fuerte como si de la columna vertebral se tratara; sus cuadernas como vértebras flexibles y ligeras que envuelven y revisten el tronco; en la cabeza o proa, la majestuosa roda con las más variadas formas y maneras para rematar con sus amuras, como si de mejillas se tratase buscando éstas el remate de la nariz; en los pies o la popa, el codaste majestuoso asiento y reposo de las aletas, tal cual los glúteos o posaderas humanas, con las más diversas variantes; la envolvente de estos elementos su forrado desde la misma quilla hasta el carel o su tapa de regala, pintado éste de los más diversos colores, como si de una mujer se tratara en su fino maquillado, de ahí su nombre último: bote de pesca...masculino, motora de pesca....femenino. Adquiere todo el sentido y valor al fundirse todo el genero en una sola cosa, símbolo de fuerza y unidad que harán de él, el pesquero, algo único con un espíritu inmortal que ha de ser el legado de quienes fuimos y el porque de lo que somos, en resumen nuestra historia y por tanto nuestra seña de identidad.

Cierto es que para entender y comprender la importancia del buque pesquero se hace imprescindible analizar la figura y eje fundamental de la pesca, EL PESCADOR, quien antaño vivió la mayor parte de sus vidas sobre las tostas, (bancadas), de su barco, porque estos, los pesqueros eran algo mas que su medio de vida, eran y son en muchos casos su segundo hogar.

El oficio, rito, arte, de la pesca trajo consigo la aparición de un grupo social muy peculiar y bastante alejado del resto de su comunidad. Anclado, como si de su mismo barco se tratara, en la rivera, en el mismo borde de la mar y aislado a menudo del resto de la comunidad de su mismo concejo hizo que existiesen dos etnias diferentes la de los Caizos y la de los Pixuetos, gente toda de Cudillero, los primeros vivían de oficios diferentes al de la pesca y lo hacían por encima de la CAI más allá de la cuesta GUAÍTOS, los segundos lo hacían de ese mismo límite hasta la rivera, hasta la mar misma.

La pesca hizo del pescador un individuo aislado y peculiar, el tremendo riesgo de su oficio en la mayoría de los casos forzado, les hizo cerrarse en si mismos, acarreándoles como decíamos más arriba la incomprensión de los grupos sociales vecinos: agricultores, ganaderos, comerciantes, etc,.

Lentamente, las costumbres, creencias, hábitos, incluso el lenguaje en algunos casos, propició en esos ambientes inhóspitos el casi total aislamiento de las familias de los pescadores, el recelo se instauro alrededor de ellos.

Ciertamente, la alineación del pescador y su vida apartada del resto de la comunidad creó una cultura cuya fuerza estuvo ligada al grado de autosuficiencia de un grupo concreto. El pescador se retiró a sus mitos y a su propio folklore, conocido hoy como “cultura pesquera”. La falta de formación, la que padecieron a lo largo de mucho tiempo y la falta de medios no fue un obstáculo para que esa cultura fuese más permanente que la de otras comunidades vecinas.

La familia, se entendía como una etnia propia y exclusiva conducida por un marcado matriarcado, estuvo hasta hace muy poco en la base de los núcleos pesqueros de ahí las familias parentales y endogámicas como es el caso de nuestro querido pueblo, Cudillero, unidades familiares donde casi no tenían cabida los extraños. Para un caizo, y ya no digamos de fuera y no vinculado a la mar, conseguir bancada era casi imposible. Hoy en día es necesario embarcar a gentes ajenas al sector y en muchos casos inmigrantes procedentes de terceros países para poder hacerse a la mar.

De ahí que las formas y maneras de un pesquero no han de entenderse nunca caprichosas, éstas siempre estarán ligadas a diversos condicionantes, unas veces debido a la propia orografía del terreno que impide la construcción de puertos con capacidad, algunas más a la biología de la mar que baña sus costas y otras más al propio carácter del pescador que lo hace de manera alguna diferente. Por todo ello debiéramos entender que el pesquero como seña de identidad que es convendría preservarlo para que de alguna manera se pueda mantener viva toda la historia de un pueblo.


Luis Antonio García Martínez

A ver quién me cuenta las formas de este último. Porqué se cierra?


No hay comentarios:

Publicar un comentario